Esperanza

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Lo mejor de todo es que por más poder que tenga un político o funcionario, hasta los momentos no han podido inventar la forma de quedarse con nuestros pensamientos. Tienen siglos intentando manipular nuestras mentes e inyectar sus ideas, que nos postremos como borregos, que veamos la realidad por medio de sus ojos irreales.

Y fracasan en un loop, en un loop, en un loop.
Y fracasan en un loop, en un loop, en un loop.

A veces son 16 años, otras más de 50, puede que 8 sean suficiente. Pero hay cosas que ni todo el petróleo del mundo podrá comprar. No hay forma de ser el dueño de la historia, ni con dólares ni con armas. No hay forma de detener el tiempo y de crear una cúpula total. Ya la historia no la escriben los vencedores, la escribimos todos. No hay que ser dueño de un gobierno, o de un periódico de mil años para escribir nuestra forma de ver y comprender nuestro tiempo.

Es un mundo que se mueve muy rápido, en el que la solidaridad humana puede ser potenciada con acciones innovadoras, lúdicas, emocionantes. Y aunque parece que vivimos en la era de los zombies del smartphone, hay cosas que están ocurriendo que no hay forma de detener. Quieres censurar un sitio web, aparecen diez mil. Intentas destruir la esperanza de miles de personas y al final terminas perdiendo a miles de médicos, ingenieros, profesores y científicos. Si el concepto que tienes de patria es joder a la mitad de tu población, no son ellos quienes pierden al buscar un mejor futuro en algún otro país, ellos se llevan la patria, convierten cualquier rincón en un pedazo de Venezuela. Pero tú, señor del arrogante gobierno, pierde ese pedacito de patria que se fue a dar la vida en otro lugar. Es así. No hay forma que le den la vuelta.

Este es un mundo donde se puede seguir gritando muy fuerte, a pesar que lo cierren todo. Que cuesta más, si es cierto, pero se puede y se puede y se puede.

Hoy fui lleno de desesperanza a buscar a mi hijo de tres años a la escuela. En sus ojos no vi llanto, ni preocupación. Se portó muy bien en clases, la maestra estaba contenta.

— ¿Estas orgulloso papá?

Esa sola frase arrancó de mi corazón todos los problemas, se rompió el tiempo y el espacio, dejaron de existir los políticos arrogantes, el tráfico desapareció, y se abrió un portal dimensional donde sólo existía esa pregunta fundamental.

— Claro que estoy orgulloso. Vas a ser un hombre mucho mejor que yo.

Y vi a mi hijo ya grande, graduándose de la universidad, con una novia preciosa muy parecida a la chama de The Hunger Games, que ni el nombre me se. Aproveche el momento, y mire a los lados. En un televisor Apple de 100 pulgadas estaban transmitiendo una sesión de la Asamblea Nacional, y ya no estaban los políticos de hoy.

Y sentí una profunda esperanza.

La foto que acompaña el post es de mi amigo RAM, no le gusta que le usen sus fotos sin sú permiso, ya luego se lo pido  :) www.flickr.com/photos/ramfotografia
 
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